Adrien Brody, ganador de un Oscar por su papel protagonista en El Pianista de Roman Polanski es uno de los actores más versátiles del momento. Muchas veces está versatilidad tiene que ver tanto con el actor como con las películas que escoge y los papeles que desempeña.
El abanico de películas de Adrian Brody, que ha encarnado desde un Manolete hasta a un discapacitado en “The Village” de Shyamalan, es amplísimo y desde luego no es un actor encasillado en un tipo de papel. Pese a eso, su última aparición en la adolescente “High School” ha sorprendido a crítica y público.
Para empezar, sorprende que un actor tradicionalmente asociado al cine “serio” aparezca en una película sin pretensiones. Brody interpreta a un abogado que tras un viaje cuelga la toga y se convierte en “Psycho Ed”, un tipo irreverente y caricaturesco que se dedica a vender marihuana y que encarna al cliente ideal de cualquier headshop.
El argumento de la película no es muy imaginativo: un grupo de adolescentes decide intoxicar a toda su escuela con un pastel de marihuana gigante para protestar por el control que la dirección del colegio pretende ejercer sobre el consumo de estupefacientes en la escuela.
Una gamberrada llevada a cabo con ayuda de Brody en un papel que borda, pero que recuerda a todos los estereotipos y lugares comunes de la marihuana que se te pasen por la cabeza. En la línea de películas como Ted o la clásica “los albóndigas en remojo” pero sin los gags sexuales, High School no sorprende pero no defrauda, aunque satisfará a un tipo de público muy concreto.
Si Adrian Brody parece vivir esta vez dentro de páginas como zamnesia.es, es porque es un gran actor que brilla se ponga donde se ponga, que lo mismo se hace un porro que una verónica delante de un toro. Seguiremos sus pasos de cerca, y sin duda estos nos llevarán del drama a la comedia pasando por el cine de terror en una carrera cuanto menos heterogénea. Abrochémonos los cinturones.